Agustina y las cuentas pendientes

Este martes desde temprano, Alta Gracia comenzó a vivir ese clima de conmoción y duelo que acompaña a las tragedias. La muerte de Agustina Moreno sorprendía, dolía y angustiaba a muchos más de quienes la conocieron. La pena por una joven de 20 años, madre de una criatura de cuatro, que había denunciado a su expareja por violencia de género se esparció rápidamente.

Agustina se sumó a la lista que integran quienes vivieron la peor cara de la violencia de género, aquella que deriva en la muerte. La causa ha sido caratulada como “Muerte de Etiología Dudosa” y es investigada mientras la familia clama que fue un femicidio.

A pocas horas de los hechos y todavía en espera de la autopsia, las causas de la muerte no se conocen de manera oficial. Sin embargo, el conjunto de hechos señala que, aunque Gonzalo -el acusado por la familia- no haya matado a Agustina, la joven vivía en un terrible espiral de violencia.

 

La restricción

“Él ejercía violencia física, violencia psicológica, le pegaba en público, vendía droga y quería meterla a Agustina en sus negocios, no la dejaba que nos viera, la encerraba con llave… Era un monstruo, no hay palabras para describirlo al tipo” relató con la voz quebrada Eliana Ledesma, tía de Agustina en los micrófonos de Siempre Radio 93.3.

La misma joven había denunciado a su expareja por violencia de género y eso mismo derivó en una orden de restricción. El domingo, Agustina había recibido esa orden, pero Gonzalo seguía viviendo en casa de su madre, al lado de su departamento.

En medio del hermetismo del secreto de sumario, trascendió que un presunto llamado anónimo habría alertado a la Policía de que Agustina estaba en su casa sin vida.

“Nosotros no creemos que haya sido un suicidio. Vimos el lugar, el cuerpo estaba en el piso, estaban las cosas revueltas, había signos de violencia a simple vista. Hay una cámara en la casa de la madre, que apunta al departamento de Agustina y se ve que él entra y sale de la casa aún teniendo la restricción. Para hoy, él tenía pasajes a Catamarca" denunció Eliana.

La orden de restricción, como en tantos otros casos, no habría impedido que el agresor vaya a la casa de la víctima. El acompañamiento del Estado a la situación de violencia llegó hasta ahí. Alcanzó a decirle al joven que no podía acercarse a la chica que lo había denunciado. Y a rogar que respete la orden.

 

La falta de contención

En medio del dolor por la pérdida, la familia de Agustina no encontró contención en las instituciones estatales. “Pasamos toda la noche en la Fiscalía, pero no nos atendió nadie. Los fiscales decían los dos que era el otro quien estaba de turno. Nadie fue al lugar ni tampoco nos atendieron en la Fiscalía” criticó Eliana.

Además, relató que, al llegar a la casa de su sobrina, ella y sus familiares fueron agredidos por los parientes de la expareja de la chica. Ante una riña, la Policía les habría pedido a ellos que desalojaran el lugar, para poder llevar al muchacho a declarar.

 

Ni una menos

Mientras se multiplica el grito de “Ni Una Menos” contra la violencia de género, Agustina se suma a la lista de fallecidas por esa causa. Las herramientas que el Estado aplicó para protegerla, en este caso fueron insuficientes. La contención a la víctima de violencia no alcanzó, el acompañamiento a la familia luego de la muerte tampoco, queda pendiente la Justicia en caso de que las pruebas indiquen que no se trató de un suicidio.

Pendiente, también, quedan las políticas reales que apunten a fortalecer la Educación Sexual Integral, el acompañamiento a las víctimas de violencia de género y la contención a los familiares.

Pendiente, también, construir el Ni Una Menos en una realidad.