El Colectivo Paravachasca por la Memoria, se pronunció en un nuevo 24 de marzo

24 de Marzo

Sociedad 25 de marzo de 2020 Diario Sumario

Un nuevo 24 de marzo nos convoca en Alta Gracia y el Valle de Paravachasca. A 44 años del inicio de golpe cívico, militar, elcesiástico que azotó a nuestro país con la imposición del terrorismo de Estado; la demanda de Memoria, Verdad y Justicia vuelve a exigir de nosotras y nosotros el compromiso irrestricto con la defensa de los Derechos Humanos.

Esta vez, en un contexto inédito de aislamiento social preventivo y obligatorio, frente al riesgo de transmisión de un virus que concita la emergencia sanitaria internacional. Un contexto que nos exige no salir a la calle y quedarnos en casa. Un contexto que nos empuja a ser creativas y creativos en la generación de nuevas maneras de habitar la memoria, de sostenerla activa y visible, desde nuestros hogares.

La lectura, las películas, la música, los debates en las redes sociales, los pañuelos blancos y las flores rojas, las siluetas de nuestras desaparecidas y desaparecidos en las rejas, en las ventanas, en las puertas de nuestras casas. Todos los instrumentos son válidos y necesarios en pos de visibilizar esta fecha de conmemoración y lucha, de reflexión y memoria, de actualización de las demandas en materia de Derechos Humanos.

Con el sostenimiento de la memoria militante de nuestras 30 mil compañeras y compañeros detenidos desaparecidos, con la denuncia del terrorismo de Estado y también con la llama que sostienen las nuevas generaciones que toman las consignas del pasado para resignificarlas en el presente; este nuevo marzo de Memorias nos encuentra unidos en espíritu, acompañándonos en medio de la cuarentena y organizados, con tiempo para hacer frente al avance de la pandemia.

Debemos aprovechar esta oportunidad única de un 24 de marzo donde debemos resguardarnos en nuestros hogares, para recordar a las compañeras y compañeros detenidos desaparecidos, a través de los recursos culturales que estén a nuestro alcance.

Recordarlos en su faceta más hermosa, la del aporte para la construcción una sociedad más justa; organizándose colectivamente para modelar una comunidad que recibiera a todas las personas que quisieran habitar esta tierra.

Este marzo nos encuentra unidos y unidas no solamente para conmemorar un nuevo Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia y repudiar las atrocidades cometidas durante la última dictadura cívico, militar y eclesiástica; sino también para encontrar puntos de articulación en un contexto sumamente distinto al del año pasado en la región.

En nuestro país ya no nos gobiernan quienes impulsaron un discurso negacionista durante sus cuatro años de gestión, quienes relegaron a los organismos de Derechos Humanos de su rol de colaboradores indiscutibles en la elaboración de política públicas que continuaran con la búsqueda de la verdad y la justicia, desconociendo su trayectoria y legitimidad consolidada.

Sin embargo, en nuestros países hermanos la situación no es la misma.

En Boliva ha sido vulnerado el sistema democrático tras el golpe de Estado cometido contra el legítimo presidente constitucional Evo Morales Ayma y avalado por organismos internacionales como la OEA, en connivencia con fuerzas externas y ajenas a los intereses de nuestros pueblos; bajo el pretexto de un supuesto fraude.

En Chile, un largo medio año de luchas sostenidas y protagonizadas principalmente por jóvenes, son sistemáticamente desoídas por el gobierno de Sebastián Piñera, reprimidas de manera cruel y sobreexpuestas a los ojos del mundo, sin que todavía a nivel internacional se encuentre contundente repudio.

En Uruguay, la derecha que recientemente ganó las elecciones, empieza a imponer las recetas de ajuste de los poderes concentrados internacionales; y en Brasil, el racista, machista y fascista Jair Bolsonaro aprovecha la pandemia del Coronavirus para destruir los derechos de trabajadoras y trabajadoras, mientras frivoliza la gravedad sanitaria en que tiene sumido a su país.

El objetivo, en este escenario tan complejo, es poner a la reivindicación por los Derechos Humanos de las personas y el imprescindible rol del Estado en esa tarea, como un faro que articule el ejercicio de Memoria, Verdad y Justicia con las demandas actuales del continente. Como nos lo vienen enseñando con su ejemplo las Madres y Abuelas desde hace más de cuatro décadas.

El feminismo, en el país y en nuestra región, sigue siendo de los principales movimientos que en el presente recogen la demanda de resguardo y reclamo de Derechos Humanos. Con el Paro Internacional de Mujeres y con los pañuelos verdes del aborto legal, seguro y gratuito, señalan un camino para incorporar la perspectiva de género en la resistencia. Para entender al modelo capitalista a combatir, también como machista y patriarcal.

Y las organizaciones que visibilizan la diversidad de género demandan también el reconocimiento particular de un sector que, invisible, también sufrió el terrorismo de Estado: el sector de las hoy llamadas disidencias. Homosexuales, lesbianas, personas trans. Es por ello que se plantea desde algunos sectores hablar de 30400 desaparecidxs para incluírseles de manera particular. La cuestión del número es un debate abierto, pero la demanda de visibilización de esa represión silenciada es un desafío que no hay que desconocer.

Previo a estos días de cuarentena, también se han acercado al Colectivo Paravachasca por la Memoria, las inquietudes de jóvenes de Alta Gracia que denuncian abusos policiales, apremios ilegales, persecuciones que evidencian que las prácticas del terrorismo de Estado se han reciclado con el paso de los años, más no han sido desterradas definitivamente.

En ese contexto es menester que en tiempos de cuarentena y con las fuerzas de seguridad resguardando esa disposición, se mantenga vigilancia comunitaria para que, sin obstaculizar su tarea, se advierta y denuncie cualquier abuso, cualquier atropello a las garantías constitucionales de las personas que pudieran suscitarse.

Asimismo, vale un contundente repudio el miserable intento de aprovechamiento de este contexto sanitario tan complicado que se vislumbra con los pedidos de acceder a los beneficios de la prisión domiciliaria por parte de genocidas, condenados en todo el país por los miles de crímenes de lesa humanidad que cometieron durante el terrorismo de Estado. A ellos se les han brindado todas las garantías de juicio justo que les negaron a sus víctimas y de ellos sólo recibe el Estado este tipo de maniobras para tratar de eludir el resultado de tantas evidencias jurídicas coincidentes con los testimonios de los sobrevivientes y los familiares de las víctimas.

44 años después del inicio de la última dictadura cívico militar eclesiástica que azotó nuestro país, este 24 de marzo nos interpela con el desafío de recuperar los proyectos revolucionarios que atacó el terror: actualizarlos, traerlos al presente, volverlos insumos, reivindicarlos y llevarlos como bandera para la victoria.

El nombre de las organizaciones, Montoneros, PRT – ERP, PC, Vanguardia Comunista, PCR, PST, Resistencia Libertaria, OCPO;
los nombres de nuestros desaparecidos, Carlos y Alicia D’Ambra, Hugo Pavón, Luis Agustín Carnevale, Elba Rosa Navarro Iriarte;
el de nuestros ex presos políticos, Pedro Gaetán, Margarita Zeniquel, Juan Torres, que testimonian en los juicios por crímenes de lesa humanidad;el de Charo y Emi D’Ambra, faros en nuestra lucha…

Tienen que habitar nuestras marchas, nuestras reuniones, nuestras creativas y espontáneas expresiones en tiempos de cuarentena, nuestros inclaudicablse reclamos para construir un nuevo paradigma en el que la humanidad no sea lobo de sí misma.
El Nunca Más se hace carne en esta lucha que habitamos y que debemos sostener, revisar y resignificar.

A 44 años del golpe de estado genocida, no olvidamos ni perdonamos
Porque asesinaron y desaparecieron, porque nos negaron la posibilidad de enterrar a nuestros muertos.
Porque saquearon al país, llenándose los bolsillos y enriqueciendo a sus cómplices civiles.
Porque nos quitaron derechos, libertades y garantías.
Porque nos robaron educación y cultura.
Porque nos quemaron los libros y la música.
Porque se robaron a los nietos y les negaron su identidad, su historia y el abrazo de sus abuelas.

A 44 años del golpe de estado:
● Seguimos repudiando la prisión domiciliaria de todos los genocidas a lo largo y a lo ancho del país.
● Seguimos pidiendo justicia por Jorge Julio López y Silvia Suppo, cuya desaparición y asesinato respectivamente, fueron obra de la reacción de los que quisieran volver a un país con impunidad, sin juicios de lesa humanidad, sin condenas a genocidas y sin políticas públicas de memoria.
● Repudiamos todos los casos de gatillo fácil y abuso policial que traen al presente los resabios de la dictadura.
● Exigimos la libertad de todos los presos políticos.

A 44 años del golpe cívico militar eclesiástico…

Carlos Alberto D’Ambra
PRESENTE

Alicia D’Ambra
PRESENTE

Hugo Pavón
PRESENTE

Elba Rosa Navarro Iriarte
PRESENTE

Luis Agustín Carnevale
PRESENTE

Emilia Villares de D’Ambra
PRESENTE

Santiago D’Ambra
PRESENTE

30 mil compañeros y compañeras desaparecidas
PRESENTE
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