El transporte urbano, ante una reestructuración inminente

INVESTIGACIÓN Y PRODUCCIÓN: 
Andrés Cottini y Julia Conalbi

REDACCIÓN:
Stefanía Tomalino

Una mujer y su hija de cinco años, corren a toda velocidad hacia la parada del colectivo de la línea número 7, ubicada en la esquina de las calles Sacha y Sanavirones en Villa Camiares. La mujer sabe que si no llega a esa intersección a las 7:30, deberá esperar una hora y media hasta que pase el siguiente coche. No tiene ese tiempo, porque la pequeña entra al jardín a las 9 y ella debe, a continuación, llegar a su trabajo. El viaje, de Villa Camiares hasta el centro, tarda cerca de 40 minutos porque el coche pasa primero por la Terminal de Ómnibus. El tiempo es tirano y ella lo sabe. En eso piensa cuando alzando la vista, ve venir por Sanavirones al coche de la línea 7.  

La situación relatada es ficticia, pero bien podría reflejar la situación por la que pasan muchos de los usuarios del transporte urbano de pasajeros de Alta Gracia, sobre todo de aquellos que viven en las zonas periféricas, como barrio La Perla o Villa Camiares. El sistema de transporte urbano de pasajeros se encuentra en la encrucijada entre las necesidades de los usuarios para utilizar el servicio y las de los empresarios para poder seguir brindándolo. Ante esto, la Municipalidad propone una reestructuración de líneas y recorridos que se realizaría a partir de octubre o noviembre de este año.

Tres empresas para siete corredores
Hoy, la ciudad cuenta con siete líneas de transporte urbano de pasajeros gestionados por tres empresas – Garay, Good Travel y Martínez S.A. -; dos corredores interurbanos a la ciudad de Córdoba; una empresa de transporte interurbano a la ciudad de Villa Carlos Paz; otra línea a La Serranita y una a Potrero de Garay.

La empresa Garay comenzó a funcionar en 1987 con un minibús colorido y con forma de tren fabricado por Francisco Garay con el que realizaba paseos para niños dentro de la ciudad. En 1992, la empresa adquiere el primer colectivo con el cual prestaba el servicio de transporte escolar; y luego incorporó también el servicio de transporte obrero a la Fábrica de Renault en la ciudad de Córdoba.  A comienzos de 1993, Garay comenzó con el transporte urbano en la ciudad, siendo la primera empresa que brindaba este servicio en los distintos barrios y en 2009 llegaron los primeros urbanos 0km. 

Hoy, la empresa cuenta con una flota de 30 vehículos, de los cuales 17 se utilizan para el servicio de transporte urbano en cinco corredores – líneas 2, 3, 4, 6 y 7 -. Además, posee servicio de turismo en todo el país. 

Por su parte, la empresa Good Travel se inició en el año 1993, prestando en un primer momento un servicio de transporte diferencial a Córdoba. A partir de 2006, incorporó la gestión de una de las líneas del servicio de transporte urbano – línea 5- 
Por último, la empresa Martínez Viajes S.A. gestiona la línea 1, además de salidas especiales a la ciudad de Córdoba y opciones turísticas. 

Tiempos convulsionados
Hasta finales de 2018, los subsidios para las empresas del transporte urbano fueron creciendo al ritmo de los aumentos salariales y de los costos, hasta que a mediados de ese año comenzó a regir un nuevo esquema acordado entre la Nación y las provincias. Por medio de él, el Gobierno nacional -que hasta ese momento financiaba, en promedio, el 60% del boleto de colectivo- le traspasaba a las provincias y municipios la responsabilidad fiscal de subsidiar el transporte público de pasajeros. 

En diciembre de 2018, ante la inminente quita de subsidios, el gobernador Juan Schiaretti rubricó un convenio con el intendente Facundo Torres Lima, destinando 30 millones de pesos anuales para cubrir $14,40 del total del boleto urbano. “14,40 pesos por boleto los garantiza la Provincia para que el boleto no se vaya en Alta Gracia a 35 pesos en enero del año que viene”, explicaba el gobernador. “Yo no voy a permitir que la crisis castigue a los cordobeses. Entendemos que esto es cuidar el bolsillo y la vida de las familias cordobesas”, agregó.

Así, la Provincia decidió aportar unos 2.000 millones de pesos para financiar parte del funcionamiento del transporte urbano, y al igual que con Alta Gracia, Schiaretti firmó sendos convenios con los intendentes, Martín Gill, de Villa María, Juan Manuel Llamosas, de Río Cuarto, y Ramón Mestre, de la ciudad de Córdoba.

Consultados por Sumario, el diario de los viernes, los empresarios del transporte local coinciden que sin subsidios, el servicio es inviable. “La situación está complicada. Los subsidios que vienen de Nación son muy chicos y los de la Provincia llegan en pagos de a poco, atrasados y en situaciones como los boletos educativos o de adulto mayor que no se abonan en su totalidad. Además, vemos que están realizando maniobras para ir eliminando beneficiarios: por ejemplo, un adulto mayor que tenga un auto de tal año en adelante o cobre de tal monto para arriba no puede acceder al beneficio”, explicó Luciano García de Good Travel. 

Por su parte Francisco Garay aseguró que “el boleto en Alta Gracia debería valer $38 pero si lo subimos a ese precio, no viaja nadie. Como está hoy, $21 no le sirve a nadie: ni a las empresas porque no alcanza ni a los usuarios porque es caro. El año pasado hubo muchos recortes a nivel provincial y nacional y este año ya se vino la hecatombe. Recibimos un 80% menos de subsidios y pagamos a $44 el litro de gasoil con la misma recaudación o menos que cuando pagábamos $10. Si esto sigue así, vamos a tener que hacer recortes: reducir el horario y despedir personal. Es imposible pensar el transporte sin subsidios”. Ambos empresarios coinciden en que más del 50% del pasaje proviene de los programas provinciales, lo que “complica aún más la situación”.

Consultado sobre la situación, el Secretario General y de Ambiente de la Municipalidad de Alta Gracia, Diego Barrientos, aseguró: “La situación crítica con respecto al transporte no es sólo de Alta Gracia, es de toda la provincia y de todo el país. Hubo muchos años donde faltó control de parte del Estado y con los cambios en subsidios, hoy sí o sí se tienen que reordenar”. 

El día a día del vecino
Lejos de la problemática de los subsidios, los usuarios se enfrentan cotidianamente a cuestiones más terrenales. En general, la mayoría apunta a la poca frecuencia de los horarios y a “recorridos poco prácticos”. “Vivo en barrio El Crucero. Suelo usar el 5 y en general anda bien. Por ahí en vacaciones de invierno y en el verano hay pocos horarios. Mi hijo de 14 años va a la escuela en barrio Sabattini. Entra a las 7:45, tiene que tomar dos colectivos porque ninguna línea va directamente hasta allá. Así que toma el 5 hasta la Plaza Solares y ahí se toma el 6. Si se le pasa el colectivo de las 7:00, llega tarde”, asegura Ricardo, de barrio El Crucero. 

“Vivo en barrio La Perla y habitualmente viajo a trabajar y a llevar a mi hijo de tres años a la guardería. Considero que el servicio de transporte urbano es deficiente. El colectivo nunca pasa a horario. Muchas veces tenés que estar “clavada” veinte minutos o media hora esperando. Por dar un ejemplo, ayer tenía que tomar el colectivo a las 20:36 en el centro para ir a casa y pasó alrededor de las 21:00. Adentro, el colectivo es una mugre. Hay choferes que están apurados y por más que te vean con el nene en brazos te apuran y te tratan mal. Yo tengo uno, pero hay mamás que andan con dos o tres niños”, dice Romina de barrio La Perla. “En barrio Sabattini, pasan dos colectivos: el 6 y el 3. Tomo los dos para ir al centro. El 6 tiene un recorrido más o menos lógico, tardo 20 minutos. Pero si me toca el 3, me lleva hasta el Alto primero, da toda una vuelta y demoro el mismo tiempo en ir al centro que si fuera caminando, es una locura”, aseguró Sandra.

Los empresarios coinciden en que es importante realizar un replanteo del sistema de transporte. “Hay muchas líneas que pasan por los mismos barrios y hoy no podemos tener un solo colectivo llevando a dos o tres pasajeros, por eso en algunos casos los recorridos son extensos. Habría que sacar algunas líneas y agregar otras para ver si se puede solucionar esta situación y que los vecinos sigan contando con el servicio”, aseguró Luciano García. “Hemos propuesto algunos cambios, pero en la Municipalidad nos dijeron que no se van a realizar modificaciones hasta que no inicie la nueva gestión. Por ahora, tenemos convenio hasta diciembre. Después, no sabemos si seguimos o si nos dedicamos a otra cosa”, aseguró el empresario. 

Francisco Garay fue más allá y dijo: “hace más de seis años que tengo proyectos para modificar o prolongar recorridos que no nos aprueban”. Además, el empresario apuntó sobre la necesidad de modificar los espacios habilitados para que los colectivos tengan sus paradas para subir y bajar pasajeros. “Las paradas de los colectivos son de ocho metros cuando los micros por lo menos tienen 11. Deberían ser de 30mts”, aseguró Garay. 

Con respeto a este punto, Barrientos aseguró que “es inminente una restructuración del servicio” y que el reordenamiento tiene que ver con un pedido que surge del Gobierno Provincial y de las empresas por las nuevas condiciones con respecto a los subsidios. “Entre octubre y diciembre, nos vamos a reunir con las empresas para ver quién sigue y quién no, establecer horarios y revisar recorridos. También es importante ver el modo de descongestionar el centro. Todo esto, tratando de proteger tanto a los usuarios como a los empresarios porque cuando hablamos de las empresas, también estamos hablando de los trabajadores”. 

En relación a los horarios y los recorridos, el funcionario reconoció que en la actualidad hay “muchas líneas que se pisan”. “Hay muchos colectivos que pasan por el mismo lugar y hacen el mismo recorrido. Con respecto a los horarios, hay que llegar a un punto que sirva tanto a las empresas como a los usuarios. No puede ser que a las tres de la tarde, por ejemplo, haya una frecuencia de 15’ como si fuésemos una ciudad muy grande. Eso genera que en ciertos horarios, no suban muchos pasajeros. Esto hace inviable el servicio. Si, por ejemplo, en las horas que no son pico, se reduce algún colectivo, no tengo ninguna duda que los usuarios se van a acomodar a esa situación”.

La organización del sistema de transporte urbano de pasajeros parece no haber acompañado el ritmo de crecimiento de la ciudad, dejando de lado, entre otras cosas, las zonas periféricas que se han desarrollado con mayor fuerza en los últimos años, como ocurre en el sector norte de la ciudad.  La reestructuración del servicio aparece aquí como necesaria e inminente y, en el mientras tanto, usuarios y empresarios del transporte utilizan los recursos que tienen a su alcance para poder sobre llevar el día a día de un servicio que se agota con el pasar del tiempo.