Sin un plan de residuos para el “mientras tanto”

EDICIÓN IMPRESA

Sociedad 01 de diciembre de 2017 Diario Sumario
Por Stefanía Tomalino
De Nuestra Redacción
 
En la sociedad de consumo en la que estamos inmersos, el volumen de la basura ha ido creciendo de manera exorbitante. El incremento de la toxicidad y las consecuencias para la salud y el medioambiente son preocupantes. Hoy, cada ciudadano genera en promedio un kilo de basura por día y, en Alta Gracia, el Municipio debe resolver la disposición final de entre 50 y 60 toneladas diarias de basura. En este punto, se hace inevitable dar respuesta a un problema que sobrevuela entre los despachos de los funcionarios municipales: qué hacer con la basura que se genera y cómo reducir ese volumen.

Luego del cierre del basural ubicado en barrio La Perla, que dejó de funcionar el 1 de enero de 2013, la basura de Alta Gracia comenzó a acumularse en Piedras Blancas, cuyas instalaciones están al borde del colapso, mientras las administraciones de Córdoba y el Gran Córdoba buscan una solución definitiva para la disposición final de los residuos. El plan A -único hasta el momento- es la instalación de la planta de tratamiento y disposición final de residuos, impulsada por la Corporación Intercomunal para la Gestión Sustentable de los Residuos Sólidos Urbanos del Área Metropolitana de Córdoba (Cormecor). Veinte ciudades y localidades se sumaron a la iniciativa, entre ellas Alta Gracia. El proyecto avanzó, pero el ente se encontró con una demora imprevista: la resistencia de un grupo de vecinos de Villa Parque Santa Ana frente a esa posibilidad. 

Mientras tanto, distintas campañas de educación ambiental son impulsadas desde la Secretaría General y de Ambiente de la Municipalidad, apuntadas a las instituciones educativas, centros vecinales y diferentes asociaciones de la ciudad. Estos talleres, que intentan rescatar la importancia de la separación en origen de los residuos sólidos urbanos, del reciclado y de la reforestación,entre otras consignas, están destinados especialmente a los más pequeños.
 
Además, distribuidos en algunos puntos de la ciudad, se pueden encontrar contenedores para la separación diferenciada de algunos residuos. Sin embargo el Municipio sólo dispone del tratamiento diferenciado  para la basura electrónica – cuyo contenedor se encuentra en Defensa Civil – y para las botellas de plástico PET. Los residuos correspondientes a la primera categoría son enviados para su tratamiento a la ciudad de Córdoba; mientras que los segundos son entregados a la Fundación Ecoinclusión, que produce ladrillos ecológicos a base de este material y recibe entre 100 y 150 kilogramos de plástico por mes, que es el equivalente a 2.500 ó 3.000 botellas de litro y medio. El convenio entre las dos instituciones se firmó en agosto de 2016 y la intención del Intendente es poder utilizar estos ladrillos en programas como "Mi baño”, llevado adelante por la Secretaría de Desarrollo Social. 

Estas pequeñas medidas no logran dar solución al problema central: la gran cantidad de residuos producidos en la ciudad. "Mientras no se resuelva el tema de Cormecor, no se pueden implementar otras políticas para el tratamiento diferenciado de la basura, ya que no disponemos de un lugar para ello. No podemos decir a los vecinos que separen en sus hogares si después todo va a parar al mismo sitio”, advirtió Roberto Urreta, titular de la Secretaría General y de Ambiente de la Municipalidad. "Por ahora sólo podemos avanzar con las campañas de concientización y esperar que la gente pueda disponer de los residuos de otra manera, separando lo orgánico en sus casas y llevando los plásticos a los contenedores”. Por otro lado, el Secretario sostuvo que es fundamental que cada localidad tome conciencia con respecto a los residuos que genera y destacó que "cada uno tiene que ser responsable por su basura. Si dejamos que esto se convierta en un problema de otro, se pierde la perspectiva sobre la importancia de la cuestión. Si Cormecor prospera y lo único que tenemos que hacer es dejar la basura en la vereda para que otro se haga cargo, nunca se va a tomar conciencia sobre la seriedad del problema”. 

La campaña de las bolsas

Desde 2008, se encuentra vigente en la ciudad la Ordenanza 8276, que tenía por objetivo dotar de un marco legislativo a la utilización de bolsas de plástico, pero nunca se reglamentó. Casi 10 años después, el bloque de Unión por Córdoba, presentó ante el Concejo Deliberante un proyecto que busca regular la utilización de bolsas de acarreo de un sólo uso en hipermercados, supermercados, autoservicios y comercios, promoviendo sólo el uso de bolsas reutilizables, de papel, tela o red. La idea es sustituir las bolsas de acarreo - característica de los supermercados - por bolsas biodegradables. De ser aprobada, la ordenanza entrará en vigencia el 1 de julio de 2018, y los comercios deberán adecuarse a lo establecido en ella. Según este proyecto, aquellos comerciantes que no cumplan con lo establecido serán sancionados con una multa que podría ir de los 2.000 a los 4.000 pesos, e incluso podrían sufrir una clausura de tres días hábiles. 

Siguiendo esta línea, la Secretaría General y de Ambiente inició recientemente una campaña de distribución de "bolsas amigables con el medio ambiente” con el objetivo de concientizar a la población. "Por ahora lo único que podemos hacer es esto, campañas de concientización. Desde mi perspectiva, este tipo de medidas de prohibición siempre terminan afectando a los que menos tienen, porque para el que llega al supermercado en auto es fácil cargar las cosas en el baúl, pero para los vecinos que vienen desde los barrio en colectivo, la medida genera todo un problema. Por eso, estas campañas son tan necesarias, para ir creando el hábito antes de sancionar cualquier ordenanza”, explicó Urreta. 

De un basural a una reserva natural

Durante 30 años, los residuos de la ciudad fueron depositados en un predio de propiedad municipal, adquirido en 2005 y ubicado en barrio La Perla. Pero los vecinos protestaron y se resistieron, reclamando el cierre del lugar.  Y el 1º de enero de 2013, durante la intendencia de Walter Saieg, la ciudad cerró el basural que funcionaba dentro de su tejido urbano. 

Mientras tanto, los vecinos de barrio La Perla mostraban hace dos años una enorme laguna verde, llena de basura, en el predio ubicado detrás del corralón municipal. Inmediatamente, se prohibió el ingreso de camiones al lugar y, posteriormente, se tomaron medidas con los líquidos de la laguna. Después de un intenso reclamo, que incluyó un acampe en el lugar, la Municipalidad estableció un plan de remediación y en abril de 2016 se firmó un convenio participativo con una fundación, para la reforestación y remediación del lugar. 

Según información oficial, a partir de un trabajo conjunto entre la Municipalidad, los vecinos de barrio La Perla y la organización no gubernamental, se reforestaron más de 170 árboles y se arrojaron más de 800 bombas de semillas de algarrobo.

El problema de los microbasurales

En el transcurso del año pasado, la proliferación de microbasurales comenzó a generar preocupación entre los funcionarios del área de Servicios Públicos. El barrio Saba-ttini, los campos cercanos al Aero Club, la avenida Hipólito Irigoyen, la calle Catamarca, el final de barrio Liniers, Villa Camiares y el Camino de los Lecheros, eran los principales puntos problemáticos.
 
"Hace un tiempo, había 10 puntos de microbasurales que prácticamente estaban definidos. Desde la secretaría, comenzamos con un trabajo de limpieza y, en algunos lugares, sacamos hasta 12 bateas de residuos en donde había de todo un poco. Hoy la situación está más controlada y disponemos de una cuadrilla dedicada a patrullar estos puntos para evitar la proliferación de los microbasurales”, explicó Iván Poletta, Secretario de Servicios Públicos, y agregó que lo principal es la concientización, "que los vecinos entiendan que no se puede tirar la basura en cualquier lugar de la ciudad, sino que hay lugares específicos para eso”. 

Con todas las fichas puestas en el futuro de Cormecor, el "mientras tanto” de Alta Gracia apenas si consiste en unos pocos puntos de recolección de plástico, vidrio y papel y otro de residuos electrónicos.
Y no mucho más.
Por el urgente cuidado del medio ambiente y también por economía –cualquier traslado y deposición de residuos sólidos urbanos resulta caro y se cotiza por tonelada-, la ciudad bien podría profundizar cuidados. ¿Y si "mientras tanto” se tomaran medidas concretas para promover la reutilización del material descartable; reducir el volumen de los residuos, lo que implica necesariamente desalentar el consumismo y, por supuesto, avanzar en prácticas efectivas de reciclado?
Mientras la basura crece, la ciudad espera.

 

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