Infeliz Día de la Mujer

Una de las características del sistema capitalista es su capacidad para transformar los significados, apropiárselos y usarlos en su provecho. Para muestra, basta la frase “Feliz día de la mujer” inscripta en una tarjetita rosa decorada con colores pasteles y acompañando un ramo de flores o una caja de bombones. Nada más lejos de las luchas por la igualdad de condiciones que desde hace siglos lleva adelante el movimiento feminista. El concepto de celebración banaliza toda una historia de lucha, injusticia y una cifra escandalosa de muertes por ese objetivo. En realidad, sería hermoso poder festejar cada 8 de marzo. El problema es que en la actualidad hay numerosos obstáculos, gran cantidad de derechos vulnerados e injusticias constantes.

La conmemoración amerita observar y realizar un balance de lo conseguido y lo pendiente en cuanto a derechos y reconocimiento. El Día Internacional de la Mujer Trabajadora es una fecha importante para visibilizar las inequidades, reclamar la igualdad y marcar las próximas postas en la carrera por la conquista de derechos. Al realizar un análisis del último año, se pueden marcar objetivos conseguidos, luchas que persisten y también retrocesos.

Los cambios profundos en la vida cotidiana que impuso de un día para el otro el covid-19 afectaron principalmente a las mujeres. En un esquema desigual, casi ninguna estuvo a salvo de las injusticias. El aislamiento fue un obstáculo muy complicado de enfrentar en lo que respecta a la violencia doméstica, la distribución de tareas y hasta las maneras de reclamar.

 

Violencia de género

Para muchas mujeres, la cuarentena implicó encerrarse en su casa con un agresor. En 2020, se incrementaron las denuncias por violencia de género, los llamados a la línea 144 y los pedidos de asistencia en el Área de Familia de la Municipalidad de Alta Gracia. El año pasado, se iniciaron 250 abordajes por violencia en las oficinas de calle Urquiza. Esto significa que hubo un caso nuevo cada día y medio. Las agresiones contra mujeres y niños crecieron. El aislamiento dificultó además el trabajo en redes: para salir de casa era necesario un motivo, visitar amigos o familiares no era una opción y en la mayoría de los casos, el agresor pasaba más tiempo del habitual en el domicilio.

Incluso, algunas de las herramientas que buscan prevenir la violencia de género estuvieron pausadas. Es el caso de la Educación Sexual Integral (ESI), que en el marco de la escuela en casa y los numerosos cambios e incertidumbres surgidas en el ámbito educativo, quedó relegada. Son muy pocas las instituciones que aplican la ley nacional como su texto lo indica, con un abordaje transversal en todas las disciplinas. En la mayoría de las escuelas, la ESI consta de talleres u actividades particulares, que debido al aislamiento fueron suspendidas. Por otra parte, el trabajo sobre la afectividad, la violencia y los vínculos saludables muchas veces ayudaba a develar situaciones de abuso o agresiones que suceden en los hogares. La virtualidad distanció las relaciones entre alumnos y docentes, impidiendo en diálogo fluido y el ambiente de confianza necesario para ello.

En la ciudad, desde el Concejo Deliberante, hubo algunos intentos para abordar esta problemática. Se presentaron proyectos de ordenanza para otorgar licencias laborales por violencia de género a las trabajadoras municipales que lo necesiten, ampliar la licencia por paternidad en las dependencias gubernamentales locales y el requisito de realizar un curso sobre violencia de género antes de contraer matrimonio o unión civil. Más allá de los loables que fueran las intenciones, un amplio espectro de la población queda excluido. Basta analizar cuántas de las víctimas de femicidio de la ciudad eran empleadas municipales o estaban casadas con su agresor.

 

Economía del cuidado

En la mayoría de los hogares argentinos, tanto hombres como mujeres cumplen con actividades laborales fuera del hogar. Sin embargo, las tareas de la economía del cuidado (atención de niños o adultos mayores, limpieza del hogar, cocina, etcétera) recaen fundamentalmente en ellas. Con el teletrabajo y las clases virtuales, numerosas mujeres debieron, al mismo tiempo, realizar las tareas del hogar, ayudar a los niños y adolescentes con los deberes escolares y también cumplir con su propio trabajo. La división de las responsabilidades domésticas y la asistencia a la educación pocas veces fue equitativa. Los docentes pueden ser testigos de la enorme disparidad existente entre consultas formuladas por madres y aquellas hechas por padres respecto de la situación escolar o las actividades que debían realizar sus hijos.

 

Ley Micaela

En mayo de 2020, Tucumán aprobó su adhesión a la Ley Micaela, sancionada a nivel nacional en enero de 2019. Establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. Sin embargo, más allá de la aprobación y adhesión a la ley, para llegar a la efectivización de un trabajo con perspectiva de género, queda mucho camino por recorrer.

En febrero pasado, los jueces Rafael Coria, Rodolfo Zvala y María Isabel Mas Varela descartaron el agravante de femicidio en el caso de una mujer que fue abusada, asesinada y arrojada a un contenedor de basura en Buenos Aires, señalando en el fallo que "María del Rosario (Vera) tenía chances de retirarse si se sentía en peligro. De hecho, en un momento se fue, pero volvió". En el texto que condena a uno de los acusados por homicidio simple y absuelve a los otros dos imputados, se culpabiliza a la mujer por estar en el domicilio del agresor al momento de su asesinato.

Tres de cada diez víctimas de femicidio habían realizado denuncias previas a sus agresores, pero eso no impidió que las mataran. Las muertes de Úrsula Bahillo en Rojas y de Guadalupe Curual en Villa La Angostura expusieron la falta de eficiencia en el abordaje de la violencia de género.

 

Aborto legal

Una de las grandes conquistas del movimiento feminista en Argentina fue la ley 27.610, aprobada el pasado 29 de diciembre en el Senado de la Nación y que garantiza el derecho a la interrupción del embarazo y la atención posaborto. Después de la derrota en el año 2018 y con la promesa del Presidente realizada en marzo de 2020 de enviar al Congreso un proyecto de ley sobre el tema, las mujeres y disidencias debieron esperar casi diez meses para que el debate se concretara.

Finalmente, el derecho a interrumpir el embarazo es ley. En Alta Gracia, dos de las instituciones con capacidad de internación ya están realizando abortos a quienes lo solicitan y también se puede pedir atención para interrumpir el embarazo en los dispensarios municipales.

 

Paridad de género

La igual presencia de hombres y mujeres en puestos de conducción es todavía una frase que suena bonita más que una realidad. En Alta Gracia, el Concejo Deliberante celebró en 2020 que había alcanzado la paridad de género con la asunción de la concejala Mónica Prada. Cabe destacar que para que se considere igual cantidad, es necesario contar a la Presidenta del cuerpo, que solamente emite voto en caso de empate. En la mayoría de las sesiones, para tomar las decisiones, hay más hombres que mujeres.

Más allá de los ediles, si se revisa el organigrama municipal, se ve a simple vista la desigualdad en cuanto a los géneros. Será imposible encontrar alguna secretaria y entre los doce directores solamente hay dos mujeres.

 

Esperando el feliz día

Mientras se reparten flores, bombones, tarjetas y mensajes en las redes sociales, las mujeres continúan esperando un día en que puedan celebrar su condición de género. Por ahora, las desigualdades e injusticias son tantas que convocan a luchar y reclamar más que a celebrar. Las energías, el trabajo y las esperanzas se depositan en las generaciones más jóvenes, con el deseo de que no repitan la misma historia de sangre y sufrimiento.