"Nosotros somos la bisagra"

EDICIÓN IMPRESA

Edición Impresa 07 de diciembre de 2019 Diario Sumario

Por Stefanía Tomalino

De nuestra redacción

 

En diciembre de 1999, con apenas 22 años, Pablo Ortiz asumía su banca en el Concejo Deliberante y se convertía en el concejal más joven de la provincia de Córdoba. Dos décadas después, el miércoles 11 de diciembre, con 44 años, volverá a sentarse en el recinto legislativo. 


Nacido en “el corazón de barrio Parque San Juan”, Ortiz cuenta que mamó el peronismo desde la cuna. “Mis padres fueron dirigentes y militantes toda su vida. El primer destino de José Manuel de la Sota en Alta Gracia fue la casa de mis padres, el taller de mis viejos, allá por el ‘82”. Su primera incursión en la política, fue como presidente del Centro de Estudiantes en el Bachillerato Técnico Independencia, organización a la que le dio origen. Por aquellos años, Ortiz ya militaba en la Juventud Peronista y participó activamente en la campaña de Nolberto Gutiérrez para Senador Departamental, cuando el legislativo de la Provincia de Córdoba estaba dividido en dos: Diputados y Senadores. “Fue la primera vez que ganamos el Departamento Santa María, porque pudimos ganar Despeñaderos”, recuerda. “En aquellos años no se militaba tan fácilmente, había que tener poder para convocar gente. Además nos perseguían otras cosas, como la necesidad de generar políticas. Las cosas fueron evolucionando y hoy te encontrás con otras cosas, en todos los partidos”.


El mayor caudal de su actividad política se circunscribe en el marco de la provincia. En los últimos años, se desempeñó como funcionario provincial para el espacio liderado por el intendente electo de Córdoba, Martín Llaryora, y asegura que representa parte del recambio en la política. “Celebro que se vayan dando los recambios generacionales, pero es importante fijar las reglas de juego para estos recambios, para que tengan un valor agregado sobre la trayectoria”.

En tu caso, al haber empezado a militar tan joven, el recambio te encuentra en la mitad del camino, en una especie de bisagra. 
Nosotros somos la bisagra… por ejemplo Martín Llaryora… trabajamos juntos desde hace muchos años y hoy, el recambio generacional a nivel provincial, pasa por él. Somos partes del recambio generacional. Somos los que vamos a abrir la puerta a las nuevas generaciones. Pero de verdad, en la discusión política, no en la ocupación de espacios laborales por militar, sino políticamente hablando. 

Después de 20 años volvés a jurar nuevamente como concejal ¿Qué diferencia hay entre el Pablo Ortiz de 1999 y el de hoy?
Mucho, pero la experiencia creo que es lo más importante. En aquel momento, si bien yo era militante de la JP, legislativamente no tenía experiencia. Antes éramos incendiarios y ahora somos bomberos. El pasar de los años te aplaca, te da otra concepción de las cosas y te enseña a apostar al diálogo, que creo que es la única forma de llegar a consensos. Celebrar acuerdos es la herramienta más importante en la política, en el disenso uno se tiene que poner de acuerdo. Y creo que por ahí va a pasar la cuestión en el nuevo Concejo Deliberante, al que hay que devolverle un poco la seriedad que se ha perdido en los últimos meses, en gran parte, por las grandes peleas viscerales internas del peronismo por el manejo de determinadas cosas, y por la coyuntura electoral. Todo eso ha provocado una gran grieta en el peronismo local, y veníamos nosotros en el medio, a tratar de no friccionar. 

¿En qué lugar quedaste parado en esa interna?
Personalmente, yo no tomé partido por ninguno de los dos. Salí a caminar mi propio armado porque tenía, legítimamente, la intención de ser intendente de la ciudad. Luego se planteó la herramienta de las PASO, y salí a recorrer la ciudad y me reencontré con muchos compañeros. En ese momento, entendí que si bien mi mayor recorrido había sido a nivel provincial de la mano de Martín (Llaryora) había que volver a hacer la primaria a Alta Gracia, y eso no fue fácil. Nos encontramos con un gobierno local de mucha gestión. No reconocer que Facundo hizo un excelente gobierno es no vivir en Alta Gracia. 
Nunca me gustó la obsecuencia. He armado muchos dirigentes políticos de mi ciudad. Facundo por ejemplo. En 2007 fuimos a unas internas con “el Pato” (Jorge) Nahal, con quien aprendí muchísimo, y me quería en la lista de concejales. Yo en aquel momento estaba en Córdoba ya, y no quería saber nada. Entonces ahí me llama Hugo (Testa) y me dice ‘lo tengo a Facundo (Torres Lima) con muchas ganas de ser concejal’. Yo no tenía problema con eso, nos juntamos y acordamos que iba a ocupar el lugar que le correspondía a mi espacio. 


Después vino lo de 2011, la gran pelea interna. Yo recuerdo que Facundo entró al partido y el primero que se paró en el medio para recibirlo, porque había una pelea visceral en el peronismo, fui yo. Siempre traté de zanjar diferencias y arrimar posiciones. Creo que fui muy importante en determinados momentos dentro del peronismo. El que sabe de política va a saber de lo que estoy hablando. Pero bueno, algunas cosas se van de las manos porque no dependen de uno.

Sin embargo, previo a la reforma del Código Electoral, acompañaste a Walter Saieg en los recorridos barriales… 
Cuando avanzó el tema de las PASO, Walter decidió que no quería acompañar ese proceso electoral. Él planteaba que la medida fue operada por el radicalismo. Entonces ahí hablé con él y le dije que no iba a dejar a mi gente colgada, porque yo venía trabajando mucho en la campaña. Él entendió que yo iba a seguir adelante, porque había salido a caminar, a poner la cara y había generado ya muchos compromisos, con convicción. Sabíamos que el resultado electoral no iba a ser el mejor, pero también sabíamos que lo que pasó era lo que iba a pasar. En 33 días, sacar un 10% fue muy importante. Si bien la gente decidió que Marcos Torres sea nuestro intendente, al cual yo voy a acompañar desde el lugar que me toque, entiendo que esto no quita la posibilidad de que yo pueda aportar las ideas de nuestro propio espacio, llevando adelante cuestiones que puedan acercar fuentes de trabajo genuinas para la gente, por ejemplo. En ese punto, creo que acertamos muy bien en la estrategia de campaña, recorriendo las periferias, llegando a los barrios y a las problemáticas de la gente, donde se destaca el tema laboral.    

Durante la campaña se habló de un cambio en la forma de hacer política, de quizá un alejamiento de la metodología tradicional, en donde se daba mucho protagonismo al puntero barrial…
Yo tengo una mirada muy ortodoxa del tema. Apuesto a las nuevas herramientas para difundir la información, pero creo que la militancia no debe perderse bajo ningún punto de vista, porque es la forma esencial de llegar a la gente, la relación cara a cara no tiene precio. Fijate en los resultados electorales locales, por ahí entendíamos que iba a ser una elección muy abultada, por ahí apostamos mucho a una cuestión de redes sociales y perdimos un poco la militancia territorial, que al final la ganó Leo (Morer). Está bueno hacer un análisis poselectoral propio, en desmedro de nadie. Hay que tener cuidado con estas cosas, porque se prendió una luz que indicó que ese no era el camino. No podemos perder nuestra esencia de peronistas. 

Con respecto al nuevo Concejo Deliberante. ¿Cómo se puede garantizar la gobernabilidad con un Tribunal de Cuentas opositor y un bloque oficialista con figuras de mucho peso, que han marcado su propia agenda?
Es cierto que hay muchas personas que han ido marcando agenda, pero no arriesgaron nada, a sabiendas que el resultado electoral podía ser adverso. Es muy diferente cuando uno se arriesga y cuenta votos. Por ahí hay muchos personalismos, pero no fueron a contar votos, no se presentaron como candidatos a intendentes, como Marcos Torres y como yo. De todos modos, todos formamos parte de un equipo.


Lo fundamental es la apertura. Con el futuro Intendente nos hemos sentado para poder terminar de cerrar algunas cuestiones políticas e institucionales y lo ha entendido así. Marcos entendió que el camino es la apertura, el diálogo y celebrar acuerdos. Desde lo personal, hoy con él tenemos prácticamente un acuerdo de gobernabilidad cerrado. Personalmente él va a poder contar conmigo.

¿Cómo es tu relación con Marcos Torres Lima hoy?
Él me conoce, conoce mis tiempos y los respeta. Es un tipo respetuoso de mi persona porque conoce mi historia. Yo lo ayudé mucho, en un montón de cosas, en lo político y en la vida, y me pone muy contento que él sea el próximo intendente. Pero también, él entiende hasta donde llegan algunas cuestiones, y es ahí a donde entra la política.  Vamos a celebrar acuerdo y consensos, el cómo intendente y yo como concejal, porque el que va a gobernar la ciudad se llama Marcos Torres. Yo, hoy, a eso tengo que decirlo porque no sé qué puede pasar mañana, soy un concejal más…

¿Hay posibilidades de que puedas ocupar otro lugar?
No sé si en la ciudad de Alta Gracia, pero tengo un amigo muy cercano al que le toca la difícil tarea de gobernar la ciudad de Córdoba, que se encuentra devastada, desde lo económico hasta lo institucional, pasando por todos los rincones. El desafío de Martín (Llaryora) es más grande de lo que muchos creen. Hasta hoy yo he ido colaborando para analizar el estado actual de la Municipalidad de Córdoba, desenmarañando y viendo determinados temas puntuales y realizando análisis de situación. Mentiría si dijera que no iría si él me lo pide, pero hoy mi prioridad son los vecinos de Alta Gracia y él lo entendió. Hoy asumo como concejal, porque el pueblo me votó para eso. Creo que tenemos una cuota de mucha responsabilidad en cuanto al resultado electoral también. Se ganó por un porcentaje muy ajustado, en donde nosotros obtuvimos más de 2.000 votos en las PASO, por eso mi compromiso hoy está acá. También tengo posibilidades en Buenos Aires, a donde viajo muy seguido y tengo mucho contacto como Santiago Cafiero – Jefe de Gabinete de Alberto Fernández – y muchos amigos del PJ a nivel nacional. A ellos también les decía, que voy a jurar como concejal de mi ciudad y el tiempo después dirá. Hoy voy a acompañar a Marcos como concejal. El pueblo peronista de mi ciudad me conoce y sabe que voy a hacer lo que tengo que hacer: estar cerca de la gente y priorizar las cuestiones sociales, que son las que más me interesan y las que creo más importantes dentro de un gobierno peronista.

¿Cuáles son tus principales prioridades con respecto a la labor legislativa?
Tengo muchos temas. Uno de los principales, en el que hice hincapié durante la campaña de las PASO, es el tema de los festivales. Creo que hay que reinventarlos. Tienen que tener un control y un destino diferente. Creo que los festivales tienen que ser municipales, organizados con tiempo, y con destinos fijados. El festival de Colectividades tiene que ir a las cooperadoras de nuestras escuelas, mientras que la Municipalidad debería controlar y supervisar el destino de los fondos. Eso es apertura real. Peperina también se tiene que municipalizar, y estar destinado a la organización de Bomberos Voluntarios por ejemplo. Y Mionca, puede contribuir al Hospital y acompañar el desarrollo provincial. Creo que en el festival de Colectividades no pueden seguir estando los mismos de siempre. Hay muchas agrupaciones gauchas en la ciudad, que no tienen nada, y esto no va en contra de la agrupación Padre Buteler que tiene la carpa de Argentina, sino que se trata de apertura, de agrupar a varias organizaciones para que también puedan crecer. 
 

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