Un aventón para la batalla que viene

Por Jorge Conalbi

Director periodístico

 

El pasado 2 de diciembre, Juan Schiaretti confirmó que Facundo Torres Lima se convertirá en el tercer dirigente de Alta Gracia que accede a un ministerio en el gobierno de la provincia de Córdoba, desde que el peronismo llegó al poder hace dos décadas.
Tras más de medio año de incertidumbre, el aún Intendente fue confirmado al frente de la cartera de Gobierno. De este modo, Torres Lima se suma al reducido podio de referentes de la ciudad que llegaron a ministros en los últimos 20 años. Antes que él, sólo Hugo Atilio Testa y Walter Eduardo Saieg detentaron esos cargos. El primero, al frente del estratégico Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura durantegran parte de los gobiernos de José Manuel de la Sota y Schiaretti. El segundo, fue ministro de Gobierno y Seguridad del ex gobernador De la Sota durante sus dos últimos años de mandato.

El desembarco de Torres Lima en el futuro gobierno provincial tiene dos aristas. La inmediata, el significado que tiene para Alta Gracia en términos beneficios y perjuicios. La otra,  es la política.

La joyita
Desde el 20 de diciembre de 1998, cuando sorpresivamente De la Sota-sepultó 16 años de hegemonía radical en la provincia, Alta Gracia comenzó a transformarse en un bastión para sucesivos gobiernos provinciales peronistas. Y ocurrió incluso durante la administración local del radical Mario Bonfigli (2003-2011). En estas dos décadas, siempre hubo funcionarios de la ciudad en algún sillón de poder. Testa en la Secretaría de Obras Públicas, primero, y en el Ministerio de Infraestructura, después. También Walter Saieg, quien a cargo de Lotería de Córdoba impulsó el desembarco del Grupo Roggio para que reabriera el Sierras Hotel e instalara un  casino en la ciudad.

El geométrico crecimiento de la ciudad y la proliferación de negocios inmobiliarios y loteos en su frontera norte, fue facilitado por acciones de gobierno provinciales y sus respectivas inversiones en obra pública.

Electoralmente, los resultados quedaron a la vista. Independientemente de la suerte nacional o local, a nivel provincial Unión Por Córdoba / Hacemos Por Córdoba convirtió a Santa María en uno de sus principales bastiones.

El ingreso de Torres Lima al gabinete ratifica la tendencia de los últimos años y tranquiliza algunos ánimos inquietos. Por empezar, al intendente electo Marcos Torres Lima (MTL), quien suspiró al saber que no será menos probable un ajuste drástico sobre el flujo provincial a la ciudad estando su hermano entre quienes diseñarán el nuevo esquema para tiempos de vacas flacas. Indudablemente, difícilmente Alta Gracia vuelva a receptar los dos mil millones de pesos que aportaron De la Sota y Schiaretti en los últimos 20 años, pero tampoco la Provincia le soltará la mano.

En los números provinciales, la reconquistada capital provincial ocupará probablemente la centralidad de las preocupaciones. El principal circuito electoral de Córdoba acuna la garantía para retener el gobierno en 2023, ante una carrera ya desatada entre varios de los actores del recambio generacional del peronismo. El escenario se completa con el de tierra arrasada que deja el macrismo en todo el país.

De allí que -para los intereses de la ciudad, amén de sus dirigentes- constituye un significativo valor agregado contar con un altagraciense en el esquema donde se toman las decisiones.

Cuando la semana que viene MTL asuma al frente del gobierno de la ciudad, lo hará esperanzado en contar con el financiamiento provincial para la obra de cloacas, que proyecta como uno de los emblemas de su gestión. Hay al menos un despacho del Panal al que el futuro entrará sin golpear la puerta.

La política
La cartera política en la que Torres Lima asumirá a partir del 10 de diciembre resulta significativamente menos gravitante que hasta ahora. Por un lado, en el nuevo organigrama provincial se la despoja del área Seguridad, que estará en manos de Alfonso Mosquera. Y por el otro,  y la irrupción del Ministerio de Coordinación -con Silvina Rivero al frente- también le estrecha el margen de acción.

Bien podría leerse esta reformulación en un recorte de poder, pero también como la cesión de la ancha autopista con destino a las intendencias y comunas de toda la provincia. Terreno fértil para la acción política en una coyuntura signada por la profundización del enfrentamiento entre el schiarettismo y el delasotismo.

Las designaciones de Torres Lima y Esteban Avilés, junto al retorno de Eduardo Accastello, parecen una inequívoca declaración de guerra al peronismo que, liderado por el senador Carlos Caserio, jugó para la candidatura de Alberto Fernández en las presidenciales de este año. Esos tres nombramientos ya dan idea de los departamentos donde se profundizará la confrontación interna: Santa María (contra Walter Saieg), San Martín (contra Martín Gil) y Punilla (contra Caserio). La jugada se completa con la designación de Matías Anconetani al frente de la Agencia Córdoba Joven.

Las escaramuzas comenzaron hace meses y ya hay señales concretas. En la pequeña Villa La Bolsa la jefa comunal electa, Verónica Dietrich, se sumó al esquema de Torres Lima y fracturó la coalición de sectores que la llevaron a una victoria por apenas seis votos. En Despeñaderos, el fallecimiento del intendente Juan Carlos Cimadamore demandará nuevas elecciones. Todo indica que Carolina Basualdo, también sumada al esquema del gobierno provincial, será la próxima intendenta. De hecho, fue la única dirigente que en su circuito derrotó al macrismo en la disputa por las bancas nacionales. La imposibilidad de reelección de la mayoría de los caciques comunales competa un escenario de disputa territorial que contará con Facundo Torres Lima en una posición estratégica desde donde hacerse fuerte.

Al cierre de esta edición aún era un misterio la suerte que correría el legislador Walter Saieg en el reparto de cargos nacionales. Atado al futuro de Caserio -que pasó de candidato a presidir el Senado a senador al frente de la comisión de Hacienda, previa postulación fallida a Ministro de Transporte- aún no se divisa con nitidez qué casillero ocupará cada pieza.
El nuevo organigrama del gobierno provincial favorecería la constitución de un bloque “albertista” en la Legislatura, con un número aún indeterminado de legisladores que, salvo sorpresas de última hora, no alteraría la abrumadora mayoría con que Schiaretti cuenta en la Unicameral.

La reciente formación de nuevos minibloques en la Cámara de Diputados podría darle al futuro Presidente la tranquilidad de poder prescindir del voto de los cordobeses.

De confirmarse esa tendencia, la isla mediterránea navegará sin ayuda en las turbulentas aguas de su endeudamiento externo.