Un trabajo colectivo por la soberanía alimentaria de los pueblos

Desde diferentes huertas comunitarias y con el apoyo de la organización Trabajadores Unidos por la Tierra, vecinos y vecinas de Los Molinos, Despeñaderos, San Agustín, José de la Quintana y San Isidro trabajan en la producción autogestiva de alimentos sanos. Esto lo realizan desde que llegaron a la región, hace ya algunos años, y hoy, inmersos en un contexto signado por el Covid-19, su tarea se reivindica más que nunca.

Mercedes Ferrero es referente de esta organización, que está presente en diferentes puntos de la región y tiene su epicentro en el Refugio Libertad, ex Batallón 141. En diálogo con Sumario, Ferrero pondera el trabajo colectivo que realizan e insiste en la soberanía alimentaria de los pueblos.

Frente a este contexto de aislamiento,  la referente cuenta que la principal tarea del momento consiste en sostener los espacios de producción de alimentos. Para esto deben reorganizar las tareas diarias, con los cuidados necesarios que se permiten.

“Si bien esto nos tomó por sorpresa, como a todos, de algún modo nos afirma que estamos en el camino correcto”, dice Mercedes Ferrero en relación al trabajo comunitario y autogestivo que realizan vecinos y vecinas en la producción de alimentos. “Esta realidad marca que no se puede salir de casa, pero hay muchos que viven al día”, expresa la referente y cuenta que frente a esto llevan adelante un plan de acompañamiento en las comunidades.

Trabajo colectivo y comunitario

Además de continuar con el trabajo en las huertas, desde el Colectivo cuentan con una campaña de donación de alimentos y colaboran en el reparto de bolsones con mercadería. Paralelamente realizan un acompañamiento a mujeres, frente a este contexto de encierro y violencia machista. A su vez, junto al Centro de Salud de Los Molinos colaboran con la campaña de vacunación.

En San Agustín, los y las trabajadoras unidas por la tierra realizan ollas populares. Allí, son muchos los adultos mayores y vecinos en general que reciben su plato de comida gracias a esta labor. Ferrero destaca que hay una gran expresión de solidaridad, ya que reciben donaciones y gracias a esto pueden repartir alimentos.

Pero esta realidad, explica la referente, expone las pocas medidas efectuadas para las comunidades en cuanto a su derecho a la producción y acceso de alimentos sanos, que resalta, por otra parte, la gran disposición de recursos para el control sanitario y de seguridad, determinado por esta pandemia. En esta sintonía critica la suspensión del Plan por Mí, ya que muchas mujeres de la provincia pierden su único ingreso de dinero. “La situación de emergencia se sobrepone, pero planteamos que es necesario el abordaje de la soberanía alimentaria”, dice Mercedes Ferrero.

Los talleres culturales del Refugio, como así también las asambleas y obras teatrales no son posibles llevarlas a cabo, pero tienen una iniciativa desde la virtualidad. Piensan producir contenidos y difundir sus actividades entre los pueblos, como una manera de acompañar desde lo digital. Pero esta tarea se ve dificultada por los problemas de conectividad. Actualmente, con la red comunitaria y de acceso libre de Los Molinos esperan el permiso para poder distribuir internet desde la fibra óptica.

 

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