Una partida de ajedrez

CAMINATAS RECREATIVAS

Edición Impresa 22 de mayo de 2020 Diario Sumario

Quien alguna vez haya jugado al ajedrez, sabe que más importante que analizar la situación actual en el tablero es saber lo que ocurrirá a futuro. Cada movimiento de las piezas blancas tendrá una reacción de las negras y la sucesión de jugadas de uno y otro participante determinará quién canta jaque mate al rey. No intervienen ni el azar, ni las casualidades. Cada acción tiene una justificación y también una respuesta. El ganador es quien mejor ha podido analizar los movimientos que su adversario realizaría y por eso mismo ha sido capaz de neutralizarlos.

En el caso de la batalla contra el coronavirus covid-19, la situación es diferente. Los movimientos del virus son invisibles hasta que el daño ya está hecho: ocurrió en el geriátrico Santa Lucía, en el Hospital Italiano y en el Mercado Norte. El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio fue una medida impuesta para atacar lo que no se puede ver. Con la gente en su casa, la transmisión del virus disminuye y los casos no pueden aumentar de manera exponencial como sucedería si todo el mundo realizara sus actividades con normalidad. Los casos aumentaron, sí, pero de manera controlada y en ningún momento estuvo en juego la capacidad de los sistemas de salud. Pero, tras más de sesenta días de cuarentena, no se puede seguir pensando en mantener a todo un país encerrado en sus domicilios. Las dificultades van desde problemas económicos por no poder trabajar hasta complicaciones psicológicas por el encierro.

Además, desde hace cuatro semanas, la segmentación geográfica del aislamiento les concede mayor libertad de acción a los gobernadores e intendentes. Las decisiones sobre el aislamiento ya no son exclusivas del Gobierno Nacional, como quedó demostrado en la última conferencia de prensa realizada en Olivos en donde Alberto Fernández anunció los cambios generales del paso a la fase 4 de la cuarentena y posteriormente Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof explicaron cómo se implementaría esa modalidad en la ciudad y provincia de Buenos Aires.

Sin haber entrado en fase 4, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires habilitó nuevas actividades comerciales la misma semana que la cantidad de casos confirmados aumentaba considerablemente por la detección y transmisión en los barrios populares porteños. Las críticas de la opinión pública comenzaron a recaer sobre Horacio Rodríguez Larreta y Fernán Quirós, jefe de gobierno y ministro de Salud de Buenos Aires respectivamente. La segmentación geográfica implica mayor libertad a intendentes y gobernadores, pero también mayor responsabilidad.

En Córdoba, nadie es ajeno a esa realidad. Minutos después de finalizada la conferencia de prensa del viernes 8 de mayo, Juan Schiaretti anunció en su twitter: “Será el COE, como lo hizo hasta ahora, quien resguardando la salud de la población, dará las precisiones de cómo avanzamos en ese sentido”. De esta manera, cualquier crítica o responsabilidad sobre una medida tomada de manera equivocada, recaería en los responsables de los Comités de Operaciones de Emergencia y no en el Gobernador o en los intendentes.

Pero los responsables de los COE tampoco son tan ingenuos para no descubrir la manzana envenenada, de manera que la pasaron al siguiente nivel. El COE Nº8 regional Alta Gracia habilitó el pasado 15 de mayo las caminatas de esparcimiento siguiendo el mismo protocolo que emitió el COE Central. Luego de que se registrara el brote de coronavirus covid-19 en el Mercado Norte y que se dispusiera el cierre de la ciudad de Córdoba, el COE que abarca Santa María, Calamuchita y parte de Tercero Arriba emitió una serie de recomendaciones a los intendentes y jefes comunales de la región. La decisión final, sería de cada mandatario que aplicaría o no las sugerencias.

Ante la situación, algunos intendentes y jefes comunales decidieron apresurarse en la restricción de la cuarentena. A pesar de estar en zonas blancas y no haber tenido ningún caso confirmado, el costo político de arriesgarse a permitir las actividades de esparcimiento y que luego apareciera un infectado pareció atemorizar más que el mismo virus. Gerardo Martínez, jefe comunal de Potrero de Garay, fue uno de los firmantes de una nota emitida al COE el pasado 7 de mayo por varias comunas de Calamuchita que son consideradas zonas blancas y pedían flexibilizar la cuarentena argumentando que juntas conforman “un circuito económico regional”. 13 días más tarde, Potrero de Garay fue la primera comuna que acató la sugerencia del COE y además anunció controles estrictos para evitar que ninguna persona ajena a la localidad pudiera ingresar.

Al cierre de esta edición, Marcos Torres Lima no había realizado ningún anuncio de restricciones a las habilitaciones profesionales o las caminatas de esparcimiento, aunque sí convocó a una conferencia de prensa sobre el tema para este viernes a las 9:30. Alta Gracia está señalada como zona roja en el mapa elaborado por el COE porque tuvo un caso reciente: un viajero repatriado, que cumple con la cuarentena estricta y no hay indicios de transmisión a partir de él. Epidemiológicamente, la situación está controlada y no habría motivos para dar marcha atrás con los permisos. Sin embargo, si la ciudad no adhiriera a las recomendaciones y se presentara uno o más casos nuevos, las críticas apuntarían hacia Torres Lima. No es casual la publicación de una fotografía junto a María Cristina Roca y Rodolfo Rodríguez, director del Instituto de Investigación y Planificación Sanitaria de la provincia anunciando en las redes sociales del Intendente que se analiza la situación de Alta Gracia. Se trata de mostrar una decisión planeada, no apresurada y basada en la situación local. Una jugada preparada para evitar el jaque del virus o de los detractores políticos ante la próxima movida del covid-19.

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