Una marcha instalada

Edición Impresa 13 de marzo de 2020 Diario Sumario

El 8 de marzo de 1908. 129 mujeres que realizaban una huelga por mejora de condiciones laborales murieron en un incendio en la fábrica textil Cotton, de Estados Unidos. El origen de las llamas se le atribuyó al dueño de la empresa, que fue acusado de cerrar los ingresos y quemar la fábrica con las trabajadoras en su interior. Seguramente hay pocas muestras tan fuertes de dominación y de posesión sobre los cuerpos y las vidas de los demás como ese hecho.


Justamente a raíz de esa y otras protestas laborales protagonizadas por mujeres, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 1975 el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Se trata de una efeméride que recordara y reivindicara las luchas colectivas de las mujeres de todo el mundo por acceder a la igualdad de derechos frente a los hombres.
Es curioso y hasta indignante el poder del capitalismo de transformar el significado de las cosas. De la muerte, la posesión y la destrucción se puede inventar una festividad consistente en regalarle rosas y bombones a las mujeres. Obsequios que vienen acompañados de una tarjetita en tonos pasteles con frases que, en muchos casos, refuerzan la idea de debilidad de lo femenino. “Cuida a la mujer que quieres, porque es frágil como el pétalo de una rosa” suele ser el tipo de misivas que se envían en esa fecha.


Afortunadamente, debajo de la manipulación capitalista de la fecha subyace una fuerte resistencia que lucha contra esos modelos. La reticencia para aceptar el “Feliz día” y la insistencia en remarcar que se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, diez o veinte años atrás eran expresiones minoritarias. Pero presentes. La lucha por los derechos de las mujeres y por la igualdad de condiciones es una reivindicación que se reclama desde hace dos siglos. En los últimos años, esas manifestaciones están presentes en diferentes ámbitos: marchas y actos públicos; la publicidad; los medios de comunicación; la escuela…


La resistencia a las rosas y los bombones del 8 de marzo es un sustrato que se alimenta con diferencias de paga para igual trabajo a hombres y mujeres; solicitudes de personal masculino para puestos laborales “porque no se embarazan ni se les enferman los chicos”; licencias por paternidad de uno o dos días, asumiendo que el cuidado del recién nacido no es labor del hombre; tareas de cuidado de niños y mayores que recaen fundamentalmente en las mujeres; muertas a lo largo y lo ancho de todo el país por abortos clandestinos y más de un femicidio diario en Argentina. Al igual que en 1908, las injusticias patriarcales siguen costándole la vida a muchísimas personas. Pero la resistencia se va reproduciendo y es cada vez mayor.


El 3 de junio de 2015, se realizó a nivel nacional la primera marcha bajo la consigna “Ni una menos”. El femicidio de Chiara Páez, asesinada por su novio Manuel Mansilla, despertó tal indignación en la sociedad argentina que fue la chispa que encendió la primera marcha en contra de los femicidios. La consigna prendió fuerte incluso en Alta Gracia, una sociedad habitualmente poco movilizada. La manifestación que recorrió las calles España y Belgrano fue una de las más multitudinarias en la historia de la ciudad. La marcha fue muy numerosa, pero además sentó un precedente. A partir de esa manifestación, comenzaron una serie de expresiones y reclamos en la localidad para reclamar contra las desigualdades de la sociedad patriarcal.


2015 fue el año en el que se organizó el Colectivo Ni Una Menos en Alta Gracia. A partir de allí, comenzaron a realizarse manifestaciones de manera regular. Tres fechas comenzaron a ser parte de un calendario que se institucionalizó: el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora; el 3 de junio, día del reclamo por Ni Una Menos y el 25 de noviembre, Día de la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer.


En 2019, volvió a sorprender la cantidad de personas que asistieron a una manifestación por reclamos feministas. Aunque las circunstancias eran comprensibles. La manifestación para el 3 de junio ya estaba organizada cuando el femicidio de Aydeé Palavecino sacudió al Valle de Paravachasca. Gran parte de la comunidad educativa de la Escuela Normal Superior de Alta Gracia, a la que asistía la víctima, concurrió a la manifestación a gritar con el corazón desgarrado “Ni Una Menos”. En aquella oportunidad marcharon por el centro de la ciudad alrededor de 1500 personas. Una cifra similar se calculó en la manifestación del pasado domingo.


Presupuesto para la atención de víctimas por violencia de género; aprobación del proyecto de ley presentado por la Campaña Nacional por el Aborto Legal; la lucha contra la feminización de la pobreza; el repudio a los femicidios y travesticidios; la aplicación de la ley de Educación Sexual Integral; críticas a la justicia patriarcal; aplicación del protocolo de Interrupción Legal del Embarazo; la inclusión laboral trans y la comunicación libre de estereotipos de género, discriminación y sexismo fueron algunos de los principales reclamos realizados durante la manifestación del pasado 8 de marzo. Las pancartas que circularon por calle Sarmiento, Padre Viera y Belgrano rezaban mensajes diversos como “Vivas nos queremos”; “No somos histéricas, somos históricas”; “Inclusión laboral trans”; “Sí a la diversidad, no a la discriminación”; “Feliz será el día que dejen de matarnos”; “Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo”; “Esto es pelear como nenas” e incluso se pudo ver a una pequeña de unos cuatro o cinco años con un cartel que reclamaba “Quiero crecer sin miedo”.


Silvia Costamagna, Verónica Presón, Valeria Villarreal, Johana Altamirano, Ana Rosa Barrera, Deolinda Díaz, Silvia Maddalena y Aydeé Palavecino son los nombres que desde 2009 a la fecha le faltan a Santa María. Mujeres que fueron víctimas de femicidios y que se multiplican en miles de gritos que dicen basta. La marcha del 8 de marzo está instalada en la sociedad altagraciense porque también lo está la violencia machista. La manifestación está presente y crece cada vez más porque hay cuatrocientos casos por año que son tratados en el Área de Familia de la Municipalidad.


“Feliz día es con equidad” declaraba el pasado 8 de marzo una campaña publicitaria de una marca nacionalmente reconocida. Mientras haya violencia hacia las mujeres, desigualdad, muertes por abortos clandestinos y femicidios, seguramente crecerán las manifestaciones de resistencia y defensa de los derechos de las mujeres.
 

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